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jueves, 6 de septiembre de 2012

¿Qué mas quieres que te diga?

¿Que me acuerdo de ti todos los días? ¿Qué me conformaría con que tu me recordaras tan solo una vez a la semana? Porque la verdad, dudo que lo hagas. Supongo que esa es la diferencia entre tú y yo: tú estás viviendo tu presente, vives deprisa, yo vivo lento, atascada en el recuerdo. Nada de lo que digas podrá cambiar este pensamiento, y tampoco nada de lo que hagas. Como si otra vez te pones delante de mi portal a besarte con la rubia esa, y por la noche vienes a llamarme al timbre, borracho, a decirme que lo sientes, que sientes haberte largado sin ni siquiera decir adiós, luego gritas que yo nunca fui nada y que tú solo fuiste un inmaduro, un prepotente, un animal... Nada puede hacer que deje de pensar en ti. Ni los besos de ése ni de aquel, ni las noches de fiesta, de borracheras, de lloros, de cine ni de lecturas. Ni romper nuestras fotos, borrarte del Tuenti, ni mucho menos cerrar los ojos cuando por "casualidad" nos encontramos. No me importa que no me saludes por la calle, tampoco que todavía me llamen cornuda y mucho menos me importa que me llames pesada o loca, y que luego a solas me beses. En realidad todo eso es invisible porque existes tú. Tú y esta puñetera obsesión que tengo con tu sonrisa de niño estúpido y malcriado: y como me esta afectando eso a mi vida. Porque el hecho de ya no poder sonreír me asusta. El levantarme de mi cama solo de pensarlo me cansa, y el estar sin ti, aunque eso a ti te de igual, me mata.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Salvaje.

-Qué quiero que te vayas.
-Vale.
Y me fui, con lo puesto, sin recoger mi cepillo de dientes, ni mi ordenador. Básicamente como entré en tu vida, sola y sin nada a lo que agarrarme, nada material. Posiblemente esperabas que me girara, que te dijese que no quiero, o que te pidiese perdón, pero todo eso son cosas que ya no hago. 
La calle parecía mas triste, más solitaria, quizás porque eran las dos de la madrugada del peor mes de diciembre de mi vida, o quizás, porque simple y llanamente estaba deprimida;  buscar explicación a las cosas  nunca fue lo mío. Caminé exactamente veinticinco minutos y doce segundos. Doce.. como las veces que te puse los cuernos o veinticinco como los meses que llevabamos saliendo. Casualidades de la vida, supongo. Me perdí entre los peores barrios de Valencia, recorrí las calles que ni siquiera recorrimos juntos, y mira que nos gustaba caminar, y finalmente me pare frente al edificio más luminoso que encontré. Un puticlub, o club como le gusta llamarlo a los magnates del oficio. Era lúgubre y triste, y la verdad estaba bastante lleno, desgracia para las mujeres, novias e hijos de los pobres desgraciados que acudían a copular como sucios animales. Mi pijama era corto, sexy, provocador, como tú lo querías, y para disgusto de mi madre algún que otro varón me confundió con una chica de compañía. Con una puta. Ya no importaba: tú no estabas. Me acerqué a la barra y ofrecí mi cuerpo. Buscaba trabajo.
-¿Follas bien?
"Qué descaro", habría dicho mi antigua yo.
-Por supuesto.
Me sirvió una copa que bebí al instante y me condujo detrás de la barra al interior de una pequeña bodega, se puso un preservativo de fresa y me tomó salvajemente como a la perra que era hasta que se corrió. Después me agachó la cabeza y me "invitó" a chupársela. Así, lentamente hasta que se volvió a correr, esta vez dentro en mi boca. Tras quitarme los restos de los labios me dio la mano y me levantó.
-No hay tiempo para hablar, toma tu uniforme de trabajo y ponte a trabajar.

Vis a vis.

Duele mucho perderte, pero duele mucho más hacerse un piercing.

Cierra bien al salir, por favor, porque aunque sepa que van a volver a abrir la puerta no quiero que entre el frío y me congele los pocos sentimientos que tengo. Tras cerrar ni se te ocurra volver a llamar,simplemente quédate cerca por si se me salta la vena egoísta, la vena tonta, y decido que me hagas una visita. No importa exactamente donde te quedes, sentado en el banco de enfrente, en el parque de la esquina, o simplemente en el escalón donde le colgaban los pies a tu hermana; da igual, solo te digo que te quedes cerca porque sabes de sobra que gritaré tu nombre, y cuanto menos me desgaste la voz mejor cantaré la canción de "Vis a Vis" que tanto te gusta.
Que quince meses no se van en un suspiro. 
Cuando salgas acuerdate de dejar las llaves dentro, que no quiero que puedas entrar cuando te de la gana, encima sin llamar, y me ates y te apropies de mi mente como lo hacías con frecuencia. A partir de ahora quiero que solo seras un mero invitado. Aunque sea un invitado asquerosamente guapo con pase VIP. Que sea yo la que te abra la puerta. Por último, te quiero pedir que no actúes como tú eres y que no te dejes llevar por tu orgullo de macho y atranques la puerta para que ningún otro entre. Va a ser inútil: entraran.  Que te vas, y voy a intentar que no quede nada tuyo, ni siquiera el tatuaje en mi piel, ni la parte de la lata de Cocacola con tu inicial. Que cuando te vayas se acabó el infinito.

domingo, 25 de marzo de 2012

Caer.

Que pillarte una borrachera no sirve de nada cuando lo único que quieres hacer es desaparecer. Lo sabes, ¿verdad? Pues deja de hacerlo. No importa cuantas cervezas, cubatas o tequilas te bebas. Tampoco cuantos porros te fumes porque cuando llegues a casa, ya apagada, vas a encontrare con la cruda realidad: las broncas, los deberes sin hacer, y sobre todo las fotos de él en el corcho de tu cuarto. Da igual con cuantos cardos o borrachos te líes cada noche de fin de semana, si cuando llegues a casa vas a verte fea y gorda y te vas a poner a comer como si no hubiera mañana, dispuesta a luego a vomitarlo todo, y sabiendo que lo único que calmará un poquito tu dolor será ver vuestros vídeos y besar como una tonta sus fotos. Y también lo haces. Niña, que tú tenias todo: tenías la sonrisa, la nariz, el cuerpo y la personalidad, y ahora lo único que tienes es un corazón roto, jodido. El amor te lo ha destruido todo. No te engañes por el día, ni te emborraches por la noche, porque si lo que quieres es morir hazlo, rápido e indoloro. Luego, estés donde estés no te quejes cuando no puedas verle ni en fotos. Tú te lo buscaste.


martes, 20 de marzo de 2012

Afrontar las cosas.


Caminaba lento, porque tenía mucho que pensar. Me cabreé porque me di cuenta de lo indecisa que era a la a cerca de mi futuro inmediato y del de los demás. Que egoísta podía llegar a ser. Llegué a una plaza y empecé a llorar, echando en falta cosas que creía olvidadas. Viajé a mi pasado, y empecé a pensar porque todo había cambiado tanto, en que momento perdí lo que creía importante y eché la culpa a mi orgullo, a mi estupidez, a mis amigos. Seguía llorando. No me cuestionaba el dolor, porque eso hace tiempo que dejó de importarme. Cuando pasas un tiempo depresiva, el dolor deja de tener la importancia que debería, por eso el sufrimiento futuro para mí era una tontería: todo menos la muerte es solucionable con un parche. Por tanto tenía claro que yo no era el problema, era él. El único perjudicado en todo esto era un corazón que tenía yo, pero que no me pertenecía. Era consciente de que le ponía como prioridad, pero también era consciente de que su bien no iba a la par con mi felicidad. Y eso a mí, la única cosa que realmente importaba en mi vida, no me hacía bien. Él me quería, y eso no podía ignorarlo, y al ponerme en su lugar me daba cuenta de que quisiera las cosas claras, la verdad, por muy dolorosa que fuera. Pero al ser yo, que era la que era, no podía decirle las cosas claras, porque ni yo las tenía, ni podía elegir, porque lo quería todo: a él y a los demás.
Escuchar ya no me interesaba, porque lo único que quería oír es mi voz diciéndole lo que me pasa, lo que siento, que todo es una mierda y que soy una niñata. Fingir nunca se me dio mal, pero llega un momento que me cansa, sobre todo cuando lo único que quiero es que llegue el verano para separarme de él y parecer que son las circunstancias, y no yo la que toma la decisión de un final.

domingo, 26 de febrero de 2012

Confesiones.

Padre, siento tener que comunicarme por carta, pero mi vergüenza me imposibilita ponerme en el confesionario ante usted. En primer lugar espero que le haya gustado la galleta que le he adjuntado en el sobre, sabe que siempre me ha gustado la repostería y este tipo de galletas con chocolate sé que son sus favoritas. Algo que endulce esta amarga carta.
Conoce todo sobre mí, mis deseos de niña, la historia de mi madre y sobre todo,la cruel muerte de mi padre, lo que bien sabe que me lanzó contra las drogas. Le agradezco enormemente sus visitas al piso, esquivando a yonkies desalmados y a prostitutas que se estaban muriendo de hambre. Cada pedazo de pan que me trajo impulsó mi salida de las drogas y sabe que sin usted no hubiera podido hacerlo. Ahora me toca disculparme, pedir perdón por mis crueles acciones, las que nunca dije a nadie y las que nunca repetiré. Siento haber roto promesas, haberme roto un futuro, un presente. Haber roto huesos, clavículas y también por haberme intentado suicidar. Aunque mi cuerpo no lo sienta, mi corazón pide a gritos que pida perdón por haber matado a ese sucio hombre que me violó con solo 15 años... Lo siento padre. Siento haberle engañado jurando que nunca volvería a consumir drogas, mientras que por las espaldas la cocaína era mi única fuente de energía.
Me pregunto que hice mal. Sé que también usted se lo pregunta, pero tras mucho reflexionar me alegra comunicarle que no hay otra respuesta que decirle que yo soy el mal, yo soy mi peor enemigo. Yo misma me condené a la más absoluta miseria, al odio general y a la soledad por mis acciones. Creo que pueda tener algun tipo de enfermedad mental, pero bueno, nunca sabré ni como se llama ni como me afecta. Solo sé que estoy sufriendo día día. En esta ocasión no voy a gastar líneas para pedirle consejo, porque mientras lee esto se esta muriendo poco a poco. La galleta estaba envenenada con un dulce veneno de ratas, y no creo que dure ni dos minutos, lo justo para acabar esta carta. Por último, que sepa que estoy muy agradecida por todo lo que hizo por mí, y las explicaciones de haber acabado con usted se las daré en el Reino de los Cielos. Le espero frente a la puerta de San Pedro.

domingo, 4 de diciembre de 2011

-¿Por qué lo has hecho?
-Por ti.
-¿Por mí?
-Sí, por ti. Por tu pelo, por tus ojos, por tu cuerpo, por tu sonrisa… por ti.-Estás loca.-Puede ser, pero ahora me quieres.
-No te lo puedo negar, pero tampoco te voy a negar que me da rabia.
-A mí me encanta, porque supongo que he llegado a mi objetivo.
-Que triste…
-¿El qué?
-Tu objetivo, que sea yo. Todo esto para darme un beso y oír un te quiero de mis labios. 
-No exactamente… Todo esto para darte un beso cada día de mi vida y para escuchar un te quiero de tus labios como mínimo cada hora.
-Me siento como un objeto, un muñeco de pruebas que…
-Calla calla, no digas nada, porque sabes que no.
-Si bueno… Si no supiese lo que sientes y tú no tuvieses esos ojos tan precios me levantaría y me iría.
-Jajá jajá, exageras Antonio.
-No de verdad, si llego a saber todo esto antes…
-¿Si llegas a saberlo? ¡Nunca te tendrías que haber enterado!
-Pero lo he hecho y me das pena, vergüenza… puff, son demasiados sentimientos, demasiadas ideas amontonadas que quieren salir pero no pueden, se amontonan. ¿Y todos tus sueños? ¿Lo que querías ser de mayor? ¿Todo eso que me ha contado María? Ir a la universidad, tener una buena casa, un muy buen trabajo, tres hijos, un marido que gane el sueldo de un futbolista… ¿Qué ha pasado con esas ideas que tenias en tu cabeza?
-Sabes que no soy cursi y no Antonio, no desaparecieron el día que te vi. Pero desaparecieron cuando estaba hasta el cuello de esta puta historia y cuando me dí cuenta de la gravedad del asunto, de la hondura de los sentimientos.
-Pero pudiste arreglarlo, huir, salir con ese otro chico… Pablo, eso Pablo. Él te podía haber dado eso y más y ni siquiera tenías que cambiar, el te quería como eras. Nadie te reconoce y lo sabes. Eres algo que no quieres ser, por fuera y por dentro. ¡Qué es imposible reconocerte en una foto de hace unos años, coño!
-Por favor calla. Sé que he matado, he mentido, he vomitado todo lo que mi cuerpo ingería, he pegado, he robado y te he enamorado. Sí no me quisieras tanto diría que ya me puedo morir tranquila.
-¡Ni lo sueñes!
-Odio lo que soy, pero adoro mi lucha, mi constancia, esa que nunca tuve, y mi fuerza  de voluntad. Adoro quererte y que me quieras pequeño.
-Enserio, no se que decir… 
-Pues no digas nada.…
-¡No me beses! Lo único que haces es cortarme las palabras, dejarme sin aliento y mezclarme las ideas. Nunca he sentido esto por una chica y creo que eres única.
-Yo tampoco había sentido esto antes, menos mal. Pero llevamos casi un año y medio juntos y siento que eres el hombre que me llena, el que he estado esperando siempre.
-No, no me entiendes. A veces siento que, que, que soy tonto, que estoy con una loca. A veces siento que te tengo que dejar, olvidarte porque estás obsesionada.
-Antonio…
-Me siento raro al ver que alguien halla hecho todo esto por mí porque siento que no tendría que haber sido a sí, me da pena.
-Te entiendo y lo siento.
-Nunca debí de enamorarme. Alguien que aparece de pronto en mi vida y me resulta perfecta, poco a poco más perfecta. Nunca debí de quedar contigo…
-¿Te acuerdas? Yo no quería ser una chica más en tu vida yo quería ser la chica de tu vida.
-Y lo eres. Eres la chica de mi vida a la que solo puedo ver dos horas a la semana porque está en esta mierda de cárcel por mi culpa. No sonrías, a mí no me hace ninguna gracia.
-Guárdate la carta y no te quejes tanto, queda poco a si que no pierdas el tiempo.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Adiós

Solo hay una cosa peor que la sensación de morir: ir a tu propio entierro. Estás tú, técnicamente sola en una caja que no elegiste tú con la mejor ropa que tienes. Fuera está lloviendo, y parece todo un simbolismo con la gente que está agazapada llorando. Tú abuela, tus amigos, tus tíos, hasta la familia que hacía meses que no veías. Tu madre, que cualquiera podría ver en su rostro las horas que no ha dormido, y en la muñeca derecha huellas de que ha intentado suicidarse. Tu padre, que no llora ni ha llorado, pero estás segura de que lo hará, que ahora simplemente está en estado de shock. Y esa es la imagen con la que te quedarás de todos llorando, feos y con ojeras, vestidos horriblemente de negro. Y entonces es cuando empiezas tu a llorar, realmente lo intentas, pero no te sale nada... Te giras para no verles y cierras los ojos. Tiempo después notas movimiento y cuando este cesa sabes que ya no hay vuelta atrás.+

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Tú, vuelve.

¿Qué que había sido eso? Había sido el beso más bonito del mundo, el más largo, el más placentero. Había sido el beso con el chico más guapo que jamás había besado y mira que había besado a chicos: guapos, modelos, ciclados, delgados... feos, pero ese beso... ese beso era con el chico más presioso de Valencia. PRESIOSO como a ella le gustaba llamarle...
Ese beso había sido en el lugar más inesperado, nada más al haberse encontrado. Fue su primer beso, en aquella fría tarde de Noviembre, bajo la luz atenta de la farola de la calle de él.  El beso fue primero lento y luego apresurado, como si se acabase el tiempo que tenían, como si él, al llegar las ocho, se tuviera que marchar.
Para no verla más.

sábado, 12 de noviembre de 2011

MICHICO


Tenía el pelo más bonito del mundo, como todo hombre desearía tener. Era marrón y liso, pero no ese liso desagradable a la vista, era un liso como planchado pero que se veía natural, simplemente acomodado a la perfecta forma de su cara. Se lo peinaba con una gracia... que le representaba, porque él nunca podía llevarlo mal peinado, era antinatural. Sus ojos eran marrones, marrones profundos me gustaba decirle, y la nariz no era ni achatada, ni gorda ni aguileña, era... perfecta. Podría ser perfectamente un modelo de esos de Calvin Klein, con la tableta algo definida, sin piernas-palo y con un culo... que culo tenía.  También fumaba, era malo, salía cada sábado, viernes y domingo y porque podía era un golfo. Le olía el aliento a tabaco, pero no sé porque no me era desagradable. Bueno, vale... era porque me recordaba a mi ex. Tenía dos piercings: uno en la lengua y otro en el labio, en la parte inferior derecha. Ambos  le daban un toque al que no me podía resistir. Había estado con tantas chicas que ni me podría acordar de sus nombres y había querido a tan pocas que me sobraban dedos de una mano. Realmente sobran las presentaciones, porque era el típico chico del que todas nos acabamos enamorando....

viernes, 21 de octubre de 2011

Y entonces te acuerdas de todo y no encuentras un por qué al final. Erais increíblemente indispensables el uno para el otro, no podíais estar un día sin hablar. Erais de los mejores amigos, incluso se cree que algún día estuvisteis enamorados. No se sabe a ciencia cierta cuando duró esto, pero sí el carió que s procesabais, ¿y os procesáis? De repente parece ser que todo dejó de ser indispensable, que olvidasteis el pasado para crear un futuro por separado. ¿Crecisteis? Posiblemente. Pero lo que es seguro es que os hicisteis un poco más orgullosos y no hay distancia más puta que el orgullo, ni siquiera los kilómetros que os separan.
De pronto te acuerdas  esto, él ha jugado su ficha, ¿intenta volver? No lo sabes, pero te paras a pensar y te das cuenta de que le echas de menos, SIEMPRE LO HAS ECHO, pero otras cosas superficiales lo tapaban.
                    Hasta ahora.
¿Pero ahora por qué? Todo es frío, es... distinto. Te haces preguntas: ¿cómo hemos llegado a esto?, ¿todavía piensas en mí? Pero no las formulas, también sin saber por qué. Pero ahora, la ficha la tienes tú, y el -'Hola, cuanto tiempo', puede cambiarlo todo. O no.

domingo, 9 de octubre de 2011

previo a la depresión.

"Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo, ni siquiera yo, ¿vale? Si tienes un sueño tienes que protegerlo. Las personas que no son capaces de hacer algo te dirán que tú tampoco puedes. Si quieres algo, ve por ello. Y punto."
 Paré el CD. Aquella frase me había puesto todavía de más mala leche. La primera vez que la oí, pensé que había sido una señal, un -inténtalo tía, que lo conseguirás- pero me cagué, lo medio intenté y me salió mal. Siempre hay alguien que va a ser mejor que tú, en cualquier cosa. Tantos fracasos no me había hecho fuerte, al contrario, me habían debilitado aún más.
  [...]
 ¿Quieres un por qué ? Aquí lo tienes, no me atrevía a luchar por nada, todo eran medias tintas. Un consejo: lucha por lo que quieras y no mires atrás.
  Dejé de leer su nota, y ahora entendía el porque de su suicidio.
-Llevaos el cadáver de aquí joder.

domingo, 2 de octubre de 2011

Cuando le anunciaron la muerte de su abuelo no pudo creerlo.
-¿Es una broma no?-respondió vacilante.
-¿Cómo voy a bromear con eso?
Se quedó igual. El testimonio de su padre esa totalmente cierto, pero a ella no le cabía en la cabeza lo que era toda una realidad. No lloró, en ese momento no le salían las lágrimas, todo lo que tenía retenido por el dolor lo sacó cuando llegó su madre y le leyó las lágrimas en los ojos.
  El dolor perduró y se agravaba cuando alguien le abrazaba para dale el pésame, cuando le decían "joder, lo siento", o cuando veía a sus familiares llorar, algo insólito.
 Duró meses. Nadie sabe cuanto tiempo estuvo sin sonreír, sin hacer nada divertido. Simplemente siguiendo una rutina que era pesada, acaparadora, para evitar pensar.
Pero entonces ocurrió el suceso.

martes, 20 de septiembre de 2011

I

Esa sensación de hacer lo que deseas sabiendo que no es lo que te conviene. Todos te repiten que no lo hagas y mentalmente te ríes en su cara, porque sabes que al final vas ha hacer lo que quieras. Y te equivocarás. Otra vez.
  Llevaba tres meses saliendo con X y aunque se diga pronto, para ella era todo un logro. Todo iba perfecto. Él era perfecto. Pero J... J estaba tan lejos que esa situación le hacía pensar más en él y recrear los escasos momentos que vivió con él. Allí estaba ella, en el aeropuerto, esperando a J como quien espera a su cantante favorito, al chico de su vida. Pero J no era ninguna de las dos cosas ni lo sería, y ella lo sabía, pero no le molestaba porque desde que lo conoció no había habido una sola semana que no pensara en él. Tenía la espinita bien clavada. Y solo ese encuentro podría cambiarlo todo. O no.
Nervios. Mariposas... Se sonríen. Se besan.