domingo, 7 de octubre de 2012

Todo y tú...


Quiero compartir contigo la manta de una tarde lluviosa de domingo: en mi sofá, viendo una película de estreno. El agua y la espuma de una bañera, o el chorro de la ducha de la casa de campo. El olor a café caliente las mañanas de invierno y el sabor a Nesquik que dejan tus labios después de desayunar. Compartir la noche más larga de mi vida. Una bonita puesta de sol y un amanecer que nos mande a la cama. Una foto de postal desde un lugar lejos de Valencia: un viaje improvisado. Las sábana rojas, las salmón y las bicolor, todas testigo de la pasión que arrastramos. Un viaje a Jamaica. Mi almohada y el resto de mi vida. Desayunos en la cama y cenas en pijama. La botella de vino de una cena y una botella de Jack Daniels en lo que será nuestra peor resaca. Contigo compartir la luz de una vela y provocar el beso más largo de la historia. Compartir el último segundo de mi existencia, el reflejo de la luna en el mar, el armario. Mi lado de la cama, mi lado de la mesa y mi lado del sofá. Chocolate, nata, fresas y champagne que solo signifiquen que nos despertaremos juntos, otra mañana más pero nunca igual. Tú y todo. Dos palabras que ya no se conciben separadas:
Tú y todo
Tú y todo
Tú y todo…

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Síndrome del campamento de verano.

+Es el síndrome del campamento de verano.
-Que es otra de tus teorías, ¿no?
+Te vas de campamento: te lo pasas de puta madre, el mejor verano de tu vida; vuelves a casa y te tiras todo el año pensando en el próximo campamento, volver a repetirlo pero mejor, y entonces llega... y todo a cambiado. Monitores, las chicas, tus colegas están raros, soy un extraño yo... Y caes, los mejores años fueron eso... los mejores y nunca se volverán a repetir.

martes, 18 de septiembre de 2012

Vueltas y no precisamente al cole.

"Tan solo me ha ayudado el haberte conocido, que los ojos de una mujer a mi vida dieron sentido"


-Hola.
+¿Hola?
-?
+!
-¿Sabes quién soy?
+No.
-¿Enserio?
+No.
-Yo tampoco sé quien eres. Solo tengo entendido que tienes los ojos azules más feos de mundo y que tu sonrisa suele encantar a cualquier tío que te ve. Que tu olor enamora y tu bordería hace que no paren de querer hablar contigo.
+Eso dicen..
-Qué borde...
+¿Y qué? Borde tú, que te fuiste mi vida, te largaste, y me dejaste como antes, deprimida; y ahora, un año después vuelves como si nada y me sacas la sonrisa que en el día de hoy tanto necesitaba.
-¿Perdona?
+Perdonado, pero no por haber sido mi vida y no haber actuado conforme a tu cargo en mi corazón.
-Ya entiendo...Quizás no lo hice todo bien... Estaba ocupado...
+¿Del todo bien? Lo hiciste fatal. Te cargaste un corazón que tu mismo reparaste y ahora..
-Solo sé que ya no estoy ocupado.
+Dímelo claro: ya no tienes un coño al que follar, una boca donde meter la polla, una mujer que te diga te quiero y te hable todas las noches antes de irse a la cama. Que piense en ti tanto que constantemente los números de tu reloj sean iguales en las horas que en los minutos y cada día te deje unos veinticinco comentarios diciéndote lo guapo que eres y lo mucho que te ama.
-No lo tengo. No.
+Pues entonces supongo que ya lo entiendo todo.
-¿Entiendes acaso que ella me absorbió, que no me dejaba nada? ¿Entiendes que pese a un año haya vuelto a hablarte, aunque no sea para lo que tu crees..?
+¿Entendiste tú que te quería? No. Pero ahora agudiza la mente y entiende que tengo novio; que hay gente que se cansa de esperar tu cara bonita, tus te quieros y tus mensajes de madrugada. Hay gente que se cansa de echarte de menos, de que tú no pienses en ella. Hay gente...
Hay gente que tiene novio, y de lo buena que es parece tonta.

jueves, 6 de septiembre de 2012

¿Qué mas quieres que te diga?

¿Que me acuerdo de ti todos los días? ¿Qué me conformaría con que tu me recordaras tan solo una vez a la semana? Porque la verdad, dudo que lo hagas. Supongo que esa es la diferencia entre tú y yo: tú estás viviendo tu presente, vives deprisa, yo vivo lento, atascada en el recuerdo. Nada de lo que digas podrá cambiar este pensamiento, y tampoco nada de lo que hagas. Como si otra vez te pones delante de mi portal a besarte con la rubia esa, y por la noche vienes a llamarme al timbre, borracho, a decirme que lo sientes, que sientes haberte largado sin ni siquiera decir adiós, luego gritas que yo nunca fui nada y que tú solo fuiste un inmaduro, un prepotente, un animal... Nada puede hacer que deje de pensar en ti. Ni los besos de ése ni de aquel, ni las noches de fiesta, de borracheras, de lloros, de cine ni de lecturas. Ni romper nuestras fotos, borrarte del Tuenti, ni mucho menos cerrar los ojos cuando por "casualidad" nos encontramos. No me importa que no me saludes por la calle, tampoco que todavía me llamen cornuda y mucho menos me importa que me llames pesada o loca, y que luego a solas me beses. En realidad todo eso es invisible porque existes tú. Tú y esta puñetera obsesión que tengo con tu sonrisa de niño estúpido y malcriado: y como me esta afectando eso a mi vida. Porque el hecho de ya no poder sonreír me asusta. El levantarme de mi cama solo de pensarlo me cansa, y el estar sin ti, aunque eso a ti te de igual, me mata.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Salvaje.

-Qué quiero que te vayas.
-Vale.
Y me fui, con lo puesto, sin recoger mi cepillo de dientes, ni mi ordenador. Básicamente como entré en tu vida, sola y sin nada a lo que agarrarme, nada material. Posiblemente esperabas que me girara, que te dijese que no quiero, o que te pidiese perdón, pero todo eso son cosas que ya no hago. 
La calle parecía mas triste, más solitaria, quizás porque eran las dos de la madrugada del peor mes de diciembre de mi vida, o quizás, porque simple y llanamente estaba deprimida;  buscar explicación a las cosas  nunca fue lo mío. Caminé exactamente veinticinco minutos y doce segundos. Doce.. como las veces que te puse los cuernos o veinticinco como los meses que llevabamos saliendo. Casualidades de la vida, supongo. Me perdí entre los peores barrios de Valencia, recorrí las calles que ni siquiera recorrimos juntos, y mira que nos gustaba caminar, y finalmente me pare frente al edificio más luminoso que encontré. Un puticlub, o club como le gusta llamarlo a los magnates del oficio. Era lúgubre y triste, y la verdad estaba bastante lleno, desgracia para las mujeres, novias e hijos de los pobres desgraciados que acudían a copular como sucios animales. Mi pijama era corto, sexy, provocador, como tú lo querías, y para disgusto de mi madre algún que otro varón me confundió con una chica de compañía. Con una puta. Ya no importaba: tú no estabas. Me acerqué a la barra y ofrecí mi cuerpo. Buscaba trabajo.
-¿Follas bien?
"Qué descaro", habría dicho mi antigua yo.
-Por supuesto.
Me sirvió una copa que bebí al instante y me condujo detrás de la barra al interior de una pequeña bodega, se puso un preservativo de fresa y me tomó salvajemente como a la perra que era hasta que se corrió. Después me agachó la cabeza y me "invitó" a chupársela. Así, lentamente hasta que se volvió a correr, esta vez dentro en mi boca. Tras quitarme los restos de los labios me dio la mano y me levantó.
-No hay tiempo para hablar, toma tu uniforme de trabajo y ponte a trabajar.