miércoles, 5 de septiembre de 2012

Salvaje.

-Qué quiero que te vayas.
-Vale.
Y me fui, con lo puesto, sin recoger mi cepillo de dientes, ni mi ordenador. Básicamente como entré en tu vida, sola y sin nada a lo que agarrarme, nada material. Posiblemente esperabas que me girara, que te dijese que no quiero, o que te pidiese perdón, pero todo eso son cosas que ya no hago. 
La calle parecía mas triste, más solitaria, quizás porque eran las dos de la madrugada del peor mes de diciembre de mi vida, o quizás, porque simple y llanamente estaba deprimida;  buscar explicación a las cosas  nunca fue lo mío. Caminé exactamente veinticinco minutos y doce segundos. Doce.. como las veces que te puse los cuernos o veinticinco como los meses que llevabamos saliendo. Casualidades de la vida, supongo. Me perdí entre los peores barrios de Valencia, recorrí las calles que ni siquiera recorrimos juntos, y mira que nos gustaba caminar, y finalmente me pare frente al edificio más luminoso que encontré. Un puticlub, o club como le gusta llamarlo a los magnates del oficio. Era lúgubre y triste, y la verdad estaba bastante lleno, desgracia para las mujeres, novias e hijos de los pobres desgraciados que acudían a copular como sucios animales. Mi pijama era corto, sexy, provocador, como tú lo querías, y para disgusto de mi madre algún que otro varón me confundió con una chica de compañía. Con una puta. Ya no importaba: tú no estabas. Me acerqué a la barra y ofrecí mi cuerpo. Buscaba trabajo.
-¿Follas bien?
"Qué descaro", habría dicho mi antigua yo.
-Por supuesto.
Me sirvió una copa que bebí al instante y me condujo detrás de la barra al interior de una pequeña bodega, se puso un preservativo de fresa y me tomó salvajemente como a la perra que era hasta que se corrió. Después me agachó la cabeza y me "invitó" a chupársela. Así, lentamente hasta que se volvió a correr, esta vez dentro en mi boca. Tras quitarme los restos de los labios me dio la mano y me levantó.
-No hay tiempo para hablar, toma tu uniforme de trabajo y ponte a trabajar.

1 comentario:

Minspirando. dijo...

Holaa!
jolin que historia mas fuerte..
es una pena acabar asi, vender tu cuerpo.. me da pena esa situacion, es una pena que muchas lo hagan por necesidad, en cambio otras lo hacen por placer.
Un saludo!