sábado, 3 de diciembre de 2011

Adiós

Solo hay una cosa peor que la sensación de morir: ir a tu propio entierro. Estás tú, técnicamente sola en una caja que no elegiste tú con la mejor ropa que tienes. Fuera está lloviendo, y parece todo un simbolismo con la gente que está agazapada llorando. Tú abuela, tus amigos, tus tíos, hasta la familia que hacía meses que no veías. Tu madre, que cualquiera podría ver en su rostro las horas que no ha dormido, y en la muñeca derecha huellas de que ha intentado suicidarse. Tu padre, que no llora ni ha llorado, pero estás segura de que lo hará, que ahora simplemente está en estado de shock. Y esa es la imagen con la que te quedarás de todos llorando, feos y con ojeras, vestidos horriblemente de negro. Y entonces es cuando empiezas tu a llorar, realmente lo intentas, pero no te sale nada... Te giras para no verles y cierras los ojos. Tiempo después notas movimiento y cuando este cesa sabes que ya no hay vuelta atrás.+

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